lunes, 8 de noviembre de 2010

Ciudad de Dios de Fernando Meirelles; Tropa de Elite de José Padilha; La zona
Las características principales que denotan en estas películas es la violencia y la segregación. En Brasil, la lucha por el territorio que se encuentra fuera de ley y del orden estatal identifican a las Favelas como se puede ver en ciudad de Dios en donde el mundo exterior y sus leyes son totalmente distintas a las reglas que se crean en la favela.
La segregación que se vive en Brasil no contrasta con lo que se vive en México,  la diferencia radica en que el gobierno todavía tiene la violencia legítima para poner orden en algunos sitios(exceptuando Chihuahua, Tamaulipas y Sinaloa. quien manda ahí es el narco). Sin embargo podemos notar el contraste en el abuso de poder que tienen los oficiales y asimismo que ellos mismos aceptan y conciben como la mejor. El método y las formas de dirigirse a terceras personas (consumidores, delincuentes menores) con el fin de encontrar al verdadero culpable rebasan el carácter legítimo de orden y atentan contra los derechos del ser humano. Sin defender el hecho de la drogadicción, considero que las amenazas de “Tropa de elite” para tratar de encontrar al responsable de la distribución de estupefacientes es desmedida, asimismo, el narcotráfico implementa los mismos métodos de castigo para quienes amenazan su territorio, es un círculo vicioso que si bien es exacerbado por los consumidores que fortalecen su mercado,  el medio de atacar el problema es con el mejoramiento de infraestructura social, educación y empleo con lo que se mantendría ocupada a la población y mejoraría su calidad de vida y a su vez el crimen organizado disminuiría considerablemente.

La corrupción, un eje central que caracteriza a México y a Brasil mantiene intacto el sistema y sin desarrollo, es un lastre que infecta todas las instituciones y el sistema político en general, perjudica la calidad de vida, la educación, el ámbito social y la burocracia. Es un impedimento para el buen funcionamiento de las estructuras sociales, políticas y económicas en donde el progreso es lo último en la lista de la gente beneficiada de la mala utilización de los recursos, el caso es siempre ampliar el mercado.
La riqueza de nuestro país, se concentra en 5% de la población y albergamos al hombre más rico del mundo con un grueso de población de 58.1% económicamente activa y con un PIB Percápita de $1994  por persona,[1] lo que orilla a los mexicanos a recurrir a oficios ilícitos, ambulantaje, robo y delitos mayores.




[1] INEGI

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